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jueves, 27 de octubre de 2016
martes, 25 de octubre de 2016
LEYENDAS DE TAMIAHUA VERACRUZ
LA SIRENA DE TAMIAHUA (la ninfa de la Huasteca)
Ésta es la historia de Irene, hija del finado Abundio Saavedra Rosas y de Demasía González Corona, quien vivía con su madre en un pintoresco pueblecito huasteco llamado Rancho Nuevo, entre Tampache y la hacienda de San Sebastián, en el municipio de Tamiahua en el estado de Veracruz. Irene era una joven hermosa de tez morena, ojos aceitunados y larga cabellera negra. Madre e hija eran muy creyentes y devotas de la fe católica, que seguían al pie de la letra, así como de todos los usos y costumbres de la misma.
Un día Jueves Santo, allá por los años de 1900 -1920, en plena Semana Santa –que eran días de vigilia o de guardar Irene– había ido a traer leña por el rumbo de Paso de Piedras (leñar es un acto prohibido en estos días). Regresó donde su madre y le dijo: “Ma, yo ando muy sucia y polvienta, que me dan ganas de echarme un baño”. Su madre le contestó: “No, hija, te condenarías. En estos días no debemos agarrar agua, mucho menos bañarnos”. Pero Irene le contestó: “Ay, ma, Dios me perdone pero yo aunque sea me voy a lavar la cara”. Tomó un guacal con dos hojas de jaboncillo y se fue rumbo al pozo a lavarse la cara.
De pronto, su madre escucho unos gritos de angustia. Era Irene quien gritaba: “¡Ma, ma, ayúdame! ¡Ma, ma, ayúdame!”. Luego, sus gritos se convirtieron en un triste cántico como de lamento.
Allí junto al pozo se levantó una gigantesca ola e Irene empezó a convertirse en otro ser, su boca como de pez, sus ojos más grandes, su negra cabellera y su piel se tiñeron como de rojo. Y lo más cruel fue que sus piernas desaparecieron, formándose debajo de la cintura una cola de pez, babosa y con escamas. La ola arrastró su cuerpo por el río rumbo al mar. Los lugareños la siguieron en pequeñas lanchas hasta la laguna. Cuando estaban a punto de alcanzarla, se apareció un extraño barco viejo, destrozado y feo. De pronto, Irene saltó hacia él, mientras esbozaba una sonrisa burlona y cantaba de forma macabra “Peten ak, peten ak” (giren, giren o circulen, en huasteco; hoy en día se dice petenera) para reunir en derredor de ella a toda la especie marina. Y así desapareció de la vista de todos.
Desde aquel entonces, su vieja y cansada madre cada Jueves Santo iba hasta la playa con la ilusión de volver a ver a su hija Irene. Sólo cuentan los pescadores que cuando oyen sus fúnebres cantos, se alejan del lugar porque aquel que la vea sufre desgracias, ya que Irene la sirena se convierte en una rubia y hermosa mujer de dulce vos y prominentes pechos. Se dice que algunos pescadores han muerto cuando la han visto, porque al acercarse miran un ser espectral y horroroso que dicen que les voltea las lanchas y embravece las olas hasta matarlos.
LA TEPA DEL RÍO TANCOCHIN
En las márgenes y a todo lo largo del extenso río Tancochin, río que nace en la caída de agua de la sierra de Kotontepetl, en el municipio de Tancoco, y atraviesa los municipios de Naranjos-Amatlán, Chinampa, y desemboca en la laguna de Tamiahua, entre Saladero municipio de Tlamalín y Reforma municipio de Tamiahua, se han escuchado infinidad de cuentos, relatos e historias, como la leyenda de la Tepa.
Según cuentan los abuelos, la Tepa era una mujer muy hermosa, de cara bonita, alta, blanca, de larga cabellera, cuerpo bien torneado, prominentes pechos, ojos coquetos y sonrisa encantadora, cuando se apreciaba de lejos. Pero al tenerla cerca, su apariencia cambiaba totalmente. Su rostro se mostraba pálido y amarillo, sus ojos destellaban odio, su pelo desbaratado, las uñas de las manos largas y filosas y su boca demasiado enojo.
Cuando la Tepa estaba contenta, interpretaba cantos muy tristes en una lengua extraña. Totalmente desnuda se metía al agua y con un guacal se rociaba agua por todo su hermoso cuerpo; al bañarse mostraba todos sus encantos.
Hay quienes aseguran que a las 12 del día, al llegar o estando en sus milpas, de repente sentían una ráfaga de viento que movía todos los arboles, apareciéndose como por arte de magia, sin dejar pasar a nadie por el camino, llenando de ramas y abrojos todas las salidas. Produciendo enorme susto a quienes lograban ver a la Tepa, que en ocasiones sufrían de fuertes fiebres y alucinaciones por muchos días, que algunas personas fallecían por esta causa.
Todos los habitantes de esta región por generaciones, sabían y conocían muy bien el mito de esta terrorífica mujer, que algunos ya venían preparados, con agua bendita, caña o aguardiente y algunas oraciones para alejarla del lugar.
Por eso cuando sembraban preparaban mucha comida, café, agua limpia para beber, pan, tortillas y aguardiente, para comer en la milpa, acompañados de sus peones.
No sin antes ofrendarle a la Tepa en un lugar especial del monte, de la siguiente manera:
- En siete cazuelitas muy pequeñas de barro colocaban la comida, siete tacitas también de barro colocaban los líquidos (café, agua y aguardiente).
- Colocaban en el improvisado altar dos copaleros con brasa e incienso, figurillas de barro y caritas sonrientes conocidas como teopaquetl, hoy en día se conocen los restos de barro como tepalcates (vasijas divinas, porque se ocupaban para ofrenda).
- Después de haber compartido con la Tepa y los peones, hacían un hoyo en medio de la milpa, donde depositaban todo lo que les había sobrado.
- Para darle de comer a la madre tierra, también encima rociaban el agua, el café y el aguardiente.
Este ritual lo acostumbraban hacer en todas la comunidades huastecas, aunque en algunas de ellas nunca se hubiese aparecido la Tepa.
Se dice que allá por el año de 1960 en una comunidad de Tamiahua, conocida como Buena Vista, al levantar la cosecha, cuando estaban variando el frijol y a la hora de comer sus lonches, se les apareció de repente la Tepa a cinco campesinos.
Entre ellos estaba uno llamado Melitón Santiago, quien sacó su machete y le grito “¡hasta aquí llegaste bruja, hija de tu humilde madre!
Se le echó encima a machetazos pero sin tocar su cuerpo, siguiéndola hasta perderse en el espeso monte, mientras ella se carcajeaba burlonamente.
Sus compañeros quedaron estáticos con sus pies engarrotados, gritando angustiosamente ¡Melitón, Melitón, Melitón…!
Después se arrodillaron implorándole a Dios que los ayudara, sin saber que Melitón había desafiado a fuerzas extrañas de la naturaleza, provocando la ira de la Tepa, que se lo llevó para siempre.
Juan uno de ellos corrió a la comunidad para avisar lo sucedido. Al llegar al pueblo gritaba que ¡a Melitón se lo llevó la Tepa! Toda la gente del pueblo se organizó para buscarlo por muchos días, mas no dieron con él. Después de unos cuarenta días, unos vecinos de Tampache encontraron el cuerpo disecado totalmente, la piel bien adherida al esqueleto, como si lo hubiesen chupado. Sólo por sus ropas lo reconocieron. Sí, no había duda, ¡él era Melitón!
Durante esos cuarenta días todas las milpas sufrieron ataques de la Tepa, quebrando las plantas de maíz y arrancando de raíz las plantas de frijol, no así donde habían sembrado ajos y chonacates o cebollinas.
Y los demás campesinos empezaron a sembrar también ajos y chonacates en sus milpas, para alejar a la bruja llamada Tepa que no ha vuelto más por estos lugares.
Nota: Tancochin es una palabra téenek que tiene su origen en un pueblo huasteco del municipio de Tamiahua, muy cerca de la desembocadura del rio con el mismo nombre. Este pueblo huasteco se fundó allá por el año 1180, bajo el dominio del rey Atl-aua, rey de Tamyamija uxquae o Tamiahua la vieja.
De lo que se deriva su nombre, es porque los aldeanos de Tancochin navegaban río arriba en improvisadas balsas para cazar venado, pasando por Yancucum (hoy la laja Moralillo) municipio de Tancoco, hasta la hermosa cascada que sirve de afluente a este río, que anteriormente también se alimentaba del manantial de Agua Zarca que allá por el año de 2009 fue desviada para llenar la represa de Tlamalín y que pasó a mermar la corriente de este importante río.
Significado de Tancochin, en tének, Tan: canoa o balsa, koch u tan: anchura, chin: buche y ch`iin: lanzar o lapidar. Ta`an: ceniza, koch: carga, ko`och: higuera y ch`iin: echar. En conjunto podría ser “echar carga a la balsa” o “echar carga de ceniza”. Descartando la hipótesis de que el nombre viene de tanco por Tancoco y chin por chinampa, ya que el pueblo de Tancochin fue antes que el de Tancoco.
EL HOMBRE QUE PROGRAMÓ SU MUERTE Y FUNERAL
Existió un pintoresco pueblecito huasteco, llamado Rancho Nuevo (hoy es un rancho ganadero), entre Tampache y la hacienda de San Sebastián, dentro del municipio de Tamiahua en el estado de Veracruz. Allí vivían entre sus pobladores una señora llamada Demasía González Corona, acompañada de su hija Irene, una joven hermosa de tez morena, ojos aceitunados y larga cabellera negra. Ellas eran muy creyentes y devotas de la fe católica, que seguían al pie de la letra, así como de todos los usos y costumbres de la misma.
Como trágica experiencia tenían la muerte de Abundio Saavedra Rosas, esposo de Demasía, que en una ocasión allá por la fiesta de todos santos le dijo a su esposa que no hiciera ninguna ofrenda, mucho menos tamales, ya que los muertos no tragaban porque ya se los había llevado la tiznada muerte, y que a sus padres les iba a prender una vela de chapopote por la espalda.
Al día siguiente, cuando salió rumbo a la milpa, tal fue su asombro que vio a una multitud de muertos vivientes, algunos gustosos saboreando ricas viandas que les dieron sus familiares como ofrenda, pero al pasar los últimos, vio una pareja retorciéndose como de dolor, que lanzaban grandes lamentos llevando una vela de chapopote prendida de bajo de la espalda. ¡Sí! No había ninguna duda: eran sus padres que lo miraban suplicantes y con reproche. Entonces Abundio corrió llorando de arrepentimiento, angustia y mucho miedo, llegó a su humilde jacal y ordenó a su esposa que buscara quien matara un marrano para hacer tamales. Mandó a comprar cirios de cera virgen, cohetes y también pidió que llamaran a su compadre Chucho González, el jaranero, y sus músicos, para que tocaran al día siguiente, junto a las tumbas de sus padres en el panteón de San Juan, por el rumbo de Toteco y Raya Obscura. Después de haber organizado todo le dijo a Demasía: “Vieja me siento muy cansado, tengo mucho sentimiento, me dan ganas de llorar, mejor voy a dormir un rato porque empiezo a ver oscuro, me está dando mucho sueño”. Y se durmió en un catre que estaba en el patio. Después de dos horas, cuando salió la primer pailada, Demasía le dijo a Irene: “Anda ve y despierta a tu padre para que cene; están ricos los chicharrones y los tamales”. Cuando Irene llegó donde estaba su padre empezó a gritar despavorida; su padre había muerto, su cuerpo rígido y sin vida, con el rostro lleno de terror y ojos exorbitantes, como si hubiese visto al mismo tlahuelilo (diablo).
Todo se llenó de tristeza y dolor en aquel pueblo, que vio por vez primera que una persona programara su propia muerte y su funeral.
Después de este acontecimiento, las pobres mujeres solas se dedicaron al servicio de la iglesia y de Dios; iban hasta Tamiahua, Tampache, Temapache, Acala, Hormiguero, Tancochin, Cuesillos y Tierra Blanca, rindiendo culto a todas las festividades y honrando a todos los santos.
martes, 18 de octubre de 2016
CULTURA
En este municipio, se celebran las fiestas religiosas del 9 al 12 de mayo, en festejo del Señor de la Misericordia; 25 de julio a Santiago Apóstol, patrono del lugar; y del 25 de diciembre al 1 de enero se lleva a cabo la feria regional pesquera.
CLIMA
El municipio de Tamiahua tiene un clima cálido-extremoso, con una temperatura anual de 23ºC, las lluvias son abundantes en los meses de junio a septiembre con periodos prolongado de seca; fuertes vientos del norte durante el invierno.
TURISMO
Tamiahua es modesto, por lo que su sistema de alojamiento es sencillo; sin embargo existe una gran diversidad de restaurantes. Del embarcadero del pueblo salen los recorridos en lancha que conducen a los visitantes por las barras y esteros cercanos, como la Barra de Corazones que lleva hacia el mar, o bien hacia las islas de Pájaros, El Ídolo, El Toro o Lobos a la cual solo se puede entrar con un permiso expedido por la Marina local.
BARRA DE CORAZONES
LAGUNA DE TAMIAHUA
Esta es separada del Golfo de México por una barrera natural, la Laguna de Tamiahua semeja una especie de arco cuyo punto más oriental es el llamado Cabo Rojo, donde sus playas comienzan con una barra muy extensa que se ensancha a medida que desciende de norte a sur para forma la isla Juan. A. Ramírez.
La laguna, que presenta una longitud aproximada de 85 km, es poco profunda, y en ella es común la pesca de camarón, jaibas, almejas y ostión.
Más allá del Cabo Rojo se localiza otra isla que por estar más alejada, no puede visitarse en un solo día, pues simplemente llegar hasta ella conlleva más de un día de expedición, contando con una suficiente dotación de víveres. Una vez ahí, La Isla Lobos es un magnífico lugar para practicar el buceo, ya que esta forma parte de una cadena de arrecifes coralinos vivos del subsuelo de Cabo Rojo.
La laguna, que presenta una longitud aproximada de 85 km, es poco profunda, y en ella es común la pesca de camarón, jaibas, almejas y ostión.
Más allá del Cabo Rojo se localiza otra isla que por estar más alejada, no puede visitarse en un solo día, pues simplemente llegar hasta ella conlleva más de un día de expedición, contando con una suficiente dotación de víveres. Una vez ahí, La Isla Lobos es un magnífico lugar para practicar el buceo, ya que esta forma parte de una cadena de arrecifes coralinos vivos del subsuelo de Cabo Rojo.
TOPONIMIA
Del náhuatl Tla-miahua-c: "Tierra de las Flores de Maíz"; Tla-lli (tierra), Miahua-tl (flor de maíz) y Can (lugar). En huasteco, Tam-yan-ja: "Lugar de mucha agua".
sábado, 15 de octubre de 2016
UBICACIÓN DE TAMIAHUA
Tamiahua es una localidad Huasteca Alta en el Estado De Veracruz. Hay 4849 habitantes ,en la localidad hay 2346 hombres y 2503 mujeres aproximadamente.
TAMIAHUA VERACRUZ
Aquí se les dará a conocer un pequeño vídeo de lo que es nuestra bella tamiahua y sus lugares maravillosos que se encuentran en el.
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